Hay quien con una terracita hace maravillas y otros que teniendo más jardín que casa, pasan del tema. Gregorio no lo tiene muy grande pero no veáis el jugo que le saca a su pequeño rinconcito. Este año ha habido tomates y en pocos días llegan pimientos y pepinos.
No se empachará pero tampoco pretende hacerlo porque lo que realmente le importa a Gregorio es lo que podríamos llamar “momento jardín” que es el estado de tranquilidad absoluta en el que uno se encuentra cuando poda una planta, riega su albahaca o mira una flor.
En resumen, la idea que me gustaría que desprendieran estas cuatro líneas es que no hay excusa, que si queréis podéis tener vuestro jardincito grande, pequeño o como sea y que lo único que necesitáis para hacerlo es ilusión, un poquito de tierra y cuatro cachivaches más.
¿Manos al jardín?